La litiasis vesical se define como la presencia de un lito dentro de la vejiga. La causa más frecuente de litiasis vesical es una obstrucción de las vías urinarias inferiores que imposibilita el adecuado vaciamiento de la vejiga. Esto ocasiona que se acumule orina dentro de la vejiga y con ello sedimento urinario. Éste sedimento se agrega o adhiere formando microcristales y posteriormente se comienza a formar un lito. Con el paso del tiempo y al no resolverse la obstrucción urinaria, el lito aumenta de tamaño y puede llegar a medir varios centímetros.
Los litos vesicales producen síntomas urinarios irritativos y obstructivos como ardor, orina a “chorros”, urgencia, aumento en la frecuencia de veces para orinar, sensación de no vaciar la vejiga, necesidad de pujar para empezar a orinar, chorro débil y dolor en el bajo vientre.
En ocasiones puede aparecer sangrado en la orina e infecciones urinarias recurrentes severas.
El diagnóstico de litiasis vesical se puede sospechar clínicamente y su diagnóstico se puede confirmar con estudios de imagen como ultrasonido, radiografías o tomografía axial computada.
El tratamiento consiste en la destrucción del lito por vía endoscópica mediante instrumentos muy finos que se introducen por la uretra. Una vez destruído el lito, se extraen los fragmentos de la vejiga.
Otra modalidad de tratamiento es la cistolitotomia realizando una incisión directamente en la vejiga y extrayendo el lito.
Al ser la litiasis vesical una consecuencia de una obstrucción de la via urinaria inferior, el tratamiento forzosamente tendrá que ir acompañado de la solución de la causa que dio origen al lito. En la mayoría de las ocasiones, la causa es el crecimiento prostático; sin embargo, las estrecheces uretrales o un esfínter urinario muy “apretado” también pueden ocasionar litiasis vesical.